Lo que me motiva a la hora de trabajar es la posibilidad de poder transformar la realidad a través de la pintura, creando un nuevo escenario ilusorio en el que la tactilidad y poder cromático de los materiales me sumergen en una vivencia casi primitiva de mi entorno.
La llave que me permite abrir esa realidad es mi visión, desde un punto de vista puramente sensitivo; por ello el ojo y el color de la realidad tienen un gran peso dentro de mi proceso plástico.
Del mismo modo necesito tocar, mancharme y sentir todo lo que rodea a la pintura, la cual es el punto de partida para el conocimiento de mi realidad, y las realidades creadas a lo largo de la historia por gente que necesitaba comprender su entorno a través del arte.
Mis padres pictóricos son muchos. Me gustaría destacar las figuras de Esteban Vicente por el poder luminoso de su color, Constan Permeke por la profundidad de su paleta dorada, José María de Garayo por la espacialidad de su pintura y a Auerbach por la exquisitez matérica y la objetualidad de su obra
La representación del espacio es el eje temático que une todos mis trabajos. Por lo general, utilizo espacios que pertenecen a mi cotidianeidad y que siento como propios.
Por otro lado mi búsqueda plástica es encontrar la esencialidad de la representación pictórica; por lo que la pintura es la que termina mandando sobre la configuración final de la obra.
Maravilloso bodegón.
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