Dentro de mis trabajos las cintas de enmascarar son algo recurrente; sirviéndome de secuencias, tiras verticales cuyo significado es un código en sí mismo, un código que constituye, reconstituye o destruye. Como el código genético o los códigos de barras que en sí mismos guardan una información que nos puede transportar a elementos extintos y volver a constituirlos, o en sentido inverso, pasar de elementos pasados a elementos presentes. Anteriormente mi obra estaba centrada en la pintura en la que investigaba cómo los ordenadores descomponían y reconfiguraban las imágenes fotográficas, y el efecto que tenían sobre como vemos las escenas que nos rodean.Lecturas de “segunda mano” visualizadas a través de un parpadeo y el filtro de la pantalla. Fotografías seductoras y sintéticas a la vez, formas y patrones que interrumpen el elemento realista. trabajaba con imágenes de los mass media que transcribía al lienzo, dando como resultado una imagen abstracta y realista a la vez, estudiando los métodos de construcción y percepción de imágenes y otorgándo a cada imagen un ritmo tiempo y materia de la que carecen hoy en día.
A medida que trabajaba en proyectos en los que incluía fotografía o instalación la experimentación con los códigos, las cintas de enmascarar y el propio discurso iban generando nuevos planteamientos. Mis intereses principales son la conformación de la identidad, tanto individual como colectiva y por ende su memoria o amnesia en un mundo líquido e hiperconsumista. Toda una red, una trama llena de códigos, fragmentos y resquicios que releer.
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